viernes, 6 de enero de 2012

Tu despedida.

Llevo una semana preparándome para este día, para esta dura despedida, y parece que mi preparación ha dado sus frutos al hacer que mis ojos no derramasen ni una sola lágrima al enterarme.
Ha sido más o menos como lo he estado imaginando, yo jugando con los regalos de reyes de mi hermanito, él y yo juntitos, y alguien me daría la mala noticia. Pues bien, el enano y yo, sentados en el puente de la entrada a casa, jugando con su nuevo esqueleto de dinosaurio, mi padre se acerca por detrás y dice "Me voy" a lo que respondí "¿A ver a abuelo?¿Cómo está?", éste meditó unos segundos y abrió paso a su respuesta "Sí, abuelo está ahí ahí, prepárate para lo que pueda pasar", su cara no decía lo contrario, era de dolor y pena, en un principio pensé que ya había pasado, pero no me salió otra cosa que "Vale, dale besitos a los dos, entonces ¿no le vamos a volver a ver, no?", me dio un beso, otro al pequeño, y se fue.
Unos minutos después vino mi hermana:
-Lucía, ¿Te has enterado? Abuelo ha muerto esta mañana...
+¿Te lo ha dicho papi? Porque a mi me ha dicho que está ahí ahí...
-No, a mi también me ha dicho eso, pero me lo ha dicho ahora Wendy- Wendy es la madre de nuestro hermanito.
+Supongo que no lo ha dicho por no llorar y no vernos llorar a nosotras...

De repente me vino a la cabeza, hace dos o tres días nuestro abuelo había dicho, entre unas cuantas cosas sin sentido, que el día de reyes era el día más bonito del año (o algo así) por lo que ahora pienso que se fue en su mejor día, aunque no sea tan bueno para los demás... Debo pensar que será mejor así, él no volverá a sufrir, y mi abuela podrá dormir, salir, y estresarse menos. ¡Pero qué coño! No se puede evitar estar triste por alguien que se va y que sabemos que no volverá.
Me arrepiento muchísimo de no haberle llamado hace tres semanas, mi padre me avisó cuando me llamó esa semana, dijo "Llama a los abuelos, abuelo está malito y le alegrará muchísimo, y a abuela también." Cuando colgué el teléfono se me olvidó llamar, y no les llamé ningún otro día, y al llegar a Tenerife el día 31 ya era tarde, él no podía moverse bien, estaba aún más flaco que otras veces, sin exagerar era un esqueleto con piel, y no hablaba ni escuchaba, no quería comer ni beber nada, yo ya no le podía decir "Te quiero muchísimo, abuelo" para que él se animase y me sonriese. Dos días después le visitamos casi toda la familia, nada más llegar a su casa me senté a su lado y le di la mano, tenía mejor aspecto, y según todos él quería muchos besitos, así que le di unos pocos. Ese día me cogió la mano bien fuerte y cuando me despedí para ir a comer, al darle un beso, hasta me intentó abrazar, pero seguía sufriendo y había que tomar la decisión: ¿Paliativos o sufrimiento? Paliativos.
Ayer empezaron a sedarle y hoy ya... Se acabó. Le echaré tantísimo de menos, nadie ocupará su lugar en mi, y siempre quedarán los recuerdos de todos esos días felices junto a él.

Abuelo, ¿sabes qué? Te quiero muchísimo, y espero que lo supieses antes de irte. :(

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