miércoles, 29 de febrero de 2012

27-02-12

Salí de clase alegre, me dirigí a casa y al llegar me fui a mi cuarto para estudiar. En el pasillo estaba mi madre, con mala cara como el resto del día, ya que está mala. Para mi sorpresa, no sólo tenía mala cara por eso, alguien más se ha "ido".
-¿Qué?- me quedé, literalmente, con la boca abierta. Me ahogué.
Mi madre y yo nos sentamos en la cama.
-Joder, vaya año... Primero tu tío, después tu primo, luego mi abuelo, poco después el del colegio y ahora ella..- Esa persona no era muy cercana a mi, pero sentía un especial cariño hacia ella, al fin y al cabo es de las pocas que han luchado por mi madre. A mi me afectó bastante, así que me imaginé cómo se sentiría ella.- ¿Tú cómo estás?
+Bueno, como todo el día, hecha una mierda. Pero todavía no lo he asimilado... Después estaré...- No acabó la frase.- Es increíble cómo se nos están yendo todos.. Y los siguientes somos los de mi generación.
-¡No digas eso! Todavía queda mucho, ¿eh?
+Sí, pero, como dice tu tía, estamos en primera línea de playa.- se rió.- Que retorcida es, llevo todo el día acordándome de ella.
-Joder, y nosotros en segunda- Me reí, pero pronto mi cara cambió- Llevo semanas planteándome la muerte, se están yendo demasiados en muy poco tiempo y el tema me persigue, me da rabia.
+Yo a tu edad también me comía la cabeza con esas cosas. Siempre me he preguntado para qué servimos, para qué tenemos que vivir, nos encariñamos de la gente, trabajamos duro.. Y todo eso, ¿pa qué? Ellos se van, nosotros nos vamos...
-Es que no lo entiendo... ¿Por qué, por qué tenemos que existir y hacer todo lo que hacemos? Estudiar, trabajar... No le encuentro sentido.
+No lo sé, Lucía, pero la vida es muy corta, hazme caso, así que disfrútala, pero no dejes de estudiar como estás haciendo últimamente, ¿eh?
-Bueno... Lo intentaré.
Se levantó y se fue. Pero yo he seguido toda la tarde pensando en la conversación, pensando en la vida y la muerte. Los últimos años, me he dado cuenta de que la vida es demasiado difícil, no es como cuando somos pequeños y creemos en los Reyes Magos, Papá Noel, los príncipes azules y las cenicientas que se convierten en princesitas, que va, ni mucho menos, en la vida tenemos que crecer con cierta educación, aprender cosas nuevas cada día, apreciar y aceptar a los demás, y al llegar a adultos tendremos que encontrar trabajo, tener hijos, cuidarles y educarlos, mantener una vida estable, en resumen, tenemos que ganarnos las cosas... ¿Y todo eso de qué sirve? Si al final todos seremos polvo en el aire, recuerdos en corazones que desaparecerán como el nuestro. ¿Por qué tenemos que aprender? Si al final todo quedará en nuestro olvido.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Odio.

-¿Qué significa el odio para ti?
+No sé, es un sentimien...
-Sí, es un sentimiento, dime algo que no sepa.
+NO, es un sentimiento MUY FUERTE. Joder, ¡¿por qué no me dejáis terminar nunca?!
-Perdón... Y tú... ¿Tú odias a alguien?
Desvié la mirada, claro que odio a alguien, pero nadie lo sabe, nadie se da cuenta, o fingen no hacerlo. No odio a ninguna niña que vaya de guay, inteligente y guapa por la vida, ni a ninguna niña ignorante y tonta a la que solo le va la marcha, tampoco odio a las que me hacen la vida imposible de vez en cuando, y mucho menos a las niñas que fingen ser indiferentes. Ellas no me importan, el que escupe p'arriba le acaba cayendo, y no son mi problema, yo solo abro un poco los ojos de los demás, lo que me permiten. Bueno, yo solo odio a una chica, una que no se puede ni ver, que se está mirando en el espejo varios minutos mientras se dice a sí misma lo fea que es, que deja de comer por vagancia y que no estudia por aburrimiento. Una niña que desea volver a ser una pequeñaja de 7 años y que ahora no sabe disfrutar de la vida, y tampoco le permiten hacerlo, que prefiere ayudar a los demás y echar todo lo suyo a perder a ir de egocéntrica e hipócrita por la vida mientras jode a los demás. Esa chiquilla que odia que piensen cosas que no son sobre las personas que aprecia. Una niña que daría lo que fuese por ayudar a su madre, por ver a su mejor amiga y a su novio en persona, que se encierra en su cuarto y no sale de él si no es para preguntar cosas insignificantes, para ir al baño o comer, que lo único que necesita en su día a día es su iPod. Una chiquilla que odia estar sola, pero también odia estar acompañada. Que unos días no sabe lo que quiere y otros lo tiene todo demasiado claro. Una que prefiere callarse y no hacer daño o decir la verdad antes que mentir, pero que cuando tiene que decir una verdad dolorosa no es capaz de hacerlo, y no por maldad, sino por no dañar. Esta niña se ríe cuando no debe, se raya a la mínima y a la mínima sonríe también. Para dar más pistas, le encanta escuchar música y escribir en su blog. Y sí, esa tonta de la que hablo soy yo. Me odio y no se por qué, esto sí que no es un odio sano.

jueves, 9 de febrero de 2012

Hazlo, sea cuando sea, pero hazlo.

Haz la locura de esconderte, esconderte del mundo entero. Coge el autobús y vete, vete a ese sitio en el que te sientes libre, en el que respiras agusto. Cuando llegues a la ciudad sumérgete en tu mente y dirígete a ese lugar. Pasea junto al mar y nota la brisa rozándote la cara. Observa lo que te rodea, la gente que es feliz con o sin sus problemas, los ancianos en pareja, las parejas de la mano, los niños correteando, gente de traje y corbata con la mayor prisa del mundo... Se la chica que deambula sola por el paseo, ese paseo que te encanta recorrer, que te trae buenos y malos recuerdos, recuerdos con personas a las que quisiste y/o quieres. Siéntete libre, con el mundo a tus pies solo por unos segundos, horas o minutos, el tiempo que haga falta. Cuando llegues a las playas en las que tanto has veraneado, para. Para y respira. Respira y recuerda. Pero tu camino no terminará ahí, todavía te queda un gran recorrido hasta llegar al faro, o hasta su cercanía. Promete que en cuanto llegues a ese aparcamiento, ese de la playa en la que hiciste surf la primera y última vez, esa en la que se ve tu increíble faro, te acercarás al muro, mirarás el mar y llorarás. ¿Sabes por qué quiero que hagas eso? Porque hace poco, como recordarás perfectamente, tu madre te dijo que cuando él os dejó tiradas ella fue allí a ahogar sus penas en lágrimas. Promete que te tirarás allí un buen rato, pensando y llorando, aunque la gente te mire. Porque esa zona es de las primeras partes de Santander que pisaste hace 10 años. Porque esa zona es preciosa y te encanta. Cuando termines de llorar, desahogarte y demás, vuelve por donde has ido, borra tus huellas y todo rastro de lágrimas, sonríe aunque odies tu sonrisa. Ayer querías desaparecer en una montaña y gritar, tirarte en el suelo y mirar el cielo; pues no es posible, lo siento, pero tienes esta opción, y sé perfectamente que te gusta. Así que hazme el favor de ir, de seguir mis instrucciones, de guiarte por lo que te pide la cabeza, esta vez con la colaboración de tu corazón. En esto sí que nos ponemos de acuerdo.

Te hablan tu corazón y tu mente, firmando una tregua.