domingo, 8 de enero de 2012

Ser libre por unas horas.

-Yo quiero ver delfines..
+Sí claro.
-Pues igual sí, estamos en un barco, es posible.

El viento me daba en la cara, me sentía libre, todas mis preocupaciones fueron desapareciendo por momentos, el sol ascendía por el cielo y pronto llegaría a estar justo sobre nuestras cabezas, las olas se partían bajo el casco del barco, la proa subía y después golpeaba fuertemente contra el agua, mis pies colgaban por un lado, estaban empapados, y poco a poco mis pantalones grises fueron oscureciendo al llenarse cada vez de más agua, se estaba tan bien, era la mañana perfecta para navegar, lo que mejoró aún más:
-¡Mirad! ¡Delfines por proa!
+Son muy grandes.
~Creo que son ballenas... Sí, calderones.
+¡Que guay! Yo quería ver delfines y veo ballenas, no está mal. :D

La mañana fue transcurriendo, ya eran las 12 más o menos y me ofrecieron dirigir la caña. El barco había estado escorado toda la mañana, en ese mismo momento me encontraba en el lado más cercano al agua, si quería podía tocarla con mis manos sin hacer mucho esfuerzo. Me daba miedo dirigir el barco en ese momento... Era una oportunidad tan buena, así que acepté. Me senté junto al amigo de mi padre, cogí la caña y él la soltó.
-Tira un poco hacia ti.
Seguí sus explicaciones, aprendo rápido, así que pronto me dejó llevarlo a mi aire.
-Está sola.
Una sonrisa apareció en mi rostro, estaba sola, y el barco no se había chocado, un gran paso.
~Es mi pequeña marinera.
Me reí.
+Claro, salgo a mi madre y a mi padre, los dos navegantes, ¿qué quieres?
Dirigí mi vista al horizonte, para mi la mañana no era del todo perfecta, como siempre me faltaba alguien, en este caso tres personas: mi madre, mi hermano mayor y él, mi niño. Si ellos hubiesen estado ahí, os aseguro que la mañana no podría haber sido mejor. Podría acostumbrarme a eso, llevar un barco, sentirme libre cada semana, ser buena en algo que me gusta... Pues claro que me acostumbraría, ¿quién no?

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