martes, 13 de marzo de 2012

Yo y mis abrazos.

No sé por qué, creí que eras de cristal, que si te abrazaba te ibas a romper, que si te golpeaba sin querer te destrozaría. Hoy me he asustado, ¿perderte a ti también? Si todavía no te he abrazado nunca. Cuando estabais las dos, erais mi abuela y su increíble amiga, ahora que ella no está tú eres como mi 3ª abuela. Me he dado cuenta de que siempre nos saludamos, nos sonreímos, nos preguntamos qué tal, nos preocupamos la una por la otra, y aún así no te he dado un buen abrazo, uno que nos haga sentir que no estamos solas, que aunque tu casa solo la ocupes tú, mi familia está contigo para todo. Porque cada día que bajo las escaleras, salgo del portal y te veo ahí me alegra el día. Saludarte y preguntarte cómo estás y que hagas esos gestos tan graciosos me encanta. Eres la alegría del edificio, eso te lo aseguro. Y menos mal que sólo es un susto que añadir a la lista. Te prometo, me prometo, y prometo en general, que cuando te vea, y no estemos separadas por ese muro que separa tu casa de la calle, (en un momento oportuno) te plantaré un abrazo. :3 ¡Que ya eres como de la familia! Y como me quede sin abrazarte me da algo, no sé por qué, pero los abrazos me importan mucho y encima me encantan.

domingo, 4 de marzo de 2012

Un mundo diferente;

Entras, pagas tu billete o pasas la tarjeta por el lector y te adentras en un nuevo mundo. Te sientas en algún asiento y normalmente te metes en tu cabeza. Yo observo. ¿Qué observo? Que en un autobús nunca falta el hombre que se queda de pie junto al conductor y le da conversa; la pareja que discute, se enfada y se arregla antes de finalizar su recorrido; la persona que se pasa todo el viaje hablando por teléfono; mujeres y hombres mayores, más de 50 años, que se sientan juntos sin conocerse, hablan de cualquier cosa y al despedirse simplemente se dicen adiós, nada de "encantado de conocerte" o "a ver si volvemos a coincidir"; el niño pequeño al que todos miran; una mujer con ropa de alta costura, un bolso de 500 pavos, unos zapatos de diseño y aún así sin aires de superioridad; tampoco falta nunca el cani o el gitanillo que mira de arriba a abajo a cada chiquilla que entra o el viejo verde que te desnuda con la mirada y te da ganas de darle un sopapo de los buenos (no tengo nada en contra de los canis ni los gitanos, de los viejos verdes sí); también está la persona tímida que mira por la ventana y el o la educad@ que cuando entra una persona de avanzada edad le cede su sitio y se queda de pie; y supongo que también habrá personas que observen como yo.
Un autobús es un mundo diferente en el que personas de todo tipo se cruzan, se miran, se sonríen, se escuchan, se juzgan, se esconden, sueñan, se preocupan... Y todo eso ¿en cuánto?¿media hora?¿una? No sé por qué pero es algo que me llama la atención, me gusta ver como la gente se mete en su cabeza y a la vez se siente llamada por la cantidad de variedad que le rodea, y el hecho de que se sientan llamadas no lo sé, lo creo, porque todo el mundo mira a todo el mundo. Y me encanta ver que siempre, siempre, siempre, está alguna de las personas que nombré. Si no, me da a mi que el autobús tiene que ser muy raro.