lunes, 21 de noviembre de 2011

Otro día más.

Al salir del colegio a la hora de comer espero a mi madre, con ganas de llegar a casa camino en dirección a la carretera, me cruzo con "mi" coche. Nada más ver su cara supe que, otro día más, una mala noticia saldría de sus labios. Entro en el coche. Como ya dije, una mala noticia... Nos quedamos sin esa casa para siempre. Rápidamente miles de recuerdos rondan por mi cabeza. Por el espejo retrovisor veo sus ojos brillantes, aguantando las lágrimas. Nada más puede hacer. «Puta crisis, mierda de hombre, asco de vida, maldita suerte» pensé. Es hora del dichoso "borrón y cuenta nueva". Pero duele dejar atrás todos los objetos de tus 50 años de vida, eso yo no lo sé, ella sí. Llegamos al piso. Hora y media para preparar la comida, descargar sentimientos mientras comemos y vuelta al colegio. Ella no puede evitar derramar lágrimas. No puedo verla así, me mata. El odio aparece en mi interior, de nuevo.
Es otro día más en que yo, una enana de 15 añitos, tengo más y más ganas de crecer y darle en las narices a tantísimas personas, de enseñar lo que es ser una PERSONA hecha y derecha. Porque ser persona no es ser un simple humano que se dedica a joder la vida a los demás, ser persona es contribuir, cooperar con y ayudar a los demás. (Teniéndose en cuenta a uno mismo también, ojo).
Es otro día más en que la gente solo quiere, digamos, aplastar a los demás por egoísmo. No aprenden a convivir, todo para ellos es una competición. Y no. Todos podemos ser lo que queramos sin fastidiar el futuro del resto, solo hay que encontrar la forma. (Casi) nadie la busca.
Y, por desgracia, es otro día más en que la veo derramar lágrimas por la hipocresía de los demás. Cuando ella es la mejor persona que nos podamos echar a la cara. NO se lo merece. :(

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