viernes, 6 de abril de 2012

Aunque sea por un tiempo.

Me gustaría decirle adiós al blog por un tiempo, ya no me gusta lo que escribo, los borradores que hago y las cosas que se me ocurren. Tengo la cabeza en otro sitio, a mil cosas al mismo tiempo. Simplemente diré que estoy por tirar la toalla, dejar la vida pasar, sin dar palo al agua, sin pensar en un estúpido por qué, y hacer lo que algunos llaman "vivir la vida". Quisiera emborracharme y olvidar todo por unas horas para después, con resaca incluida, llorar a montones y pfff.
Es que no sé qué coño quiero para mi, siempre pensando en los demás, en que los demás se sientan orgullosos de mi, creyendo que yo también lo sentiré. ¿Dónde está esa chiquilla a la que lo que pensasen los demás le daba igual? Que me digan dónde que voy a buscarla. Quiero poder hacer lo que me de la gana y aún así no perjudicar mi puto futuro o a las personas que realmente me importan, es de las pocas cosas de las que estoy segura que quiero. No se puede tener todo, pero es que en Cantabria yo no tengo nada. Y diréis: por lo menos tienes a tu madre, tu hermana, tu tía, tus compañeras de clase... Pues no, es como si no estuviesen. Mi madre tiene demasiadas preocupaciones como para estar yo con mis tonterías pidiéndole ayuda, que solo soy una quinceañera confusa. Mi hermana pasa de todo, mi tía está ingresada y para mis supuestas amigas es como si yo no existiese, como si fuese una carga más, pero una carga que aguanta todos sus desahogos.
Ya no me apetece ni escribir en el blog, que era mi única forma de descargarme, de expresarme, de todo... Quiero perderme por algún lugar solitario, aclarar mis ideas y cambiar de aires. Quiero beber hasta marearme y sentirme feliz, aunque en realidad esté de pena. Ahora entiendo a los borrachos y a los que fuman, todo el mundo se dedica a criticar, pero si hacen lo que hacen es por algún motivo, yo creo que buscan sentirse bien por un rato, porque el tabaco te relaja y el alcohol te alegra. Lo sé porque, aunque nunca me he emborrachado, he bebido hasta marearme y estar un poco contentilla; porque, aunque no he probado un cigarrillo en mi vida, mi madre fumaba y dice que ahora solo le apetece cuando está nerviosa.
Quiero un abrazo de esos que son en silencio y que duran mucho, en esos que sientes que la otra persona está ahí y te apoya, esos que te llenan.

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